Fernando nos propuso
una actividad que consistía en elegir un libro, leerlo, elegir una cita y
explicar por qué hemos elegido la misma. Pues bien, mi libro se titula “ Los
profesores “perfectos” existen”, lo elegí porque me hizo gracia el titulo eso
de “perfectos” ya que la perfección es algo subjetivo, cada persona tendrá una opinión o valoración personal
de la perfección.
¡Ojala hubiera más cantidad
de profesores “perfectos”! pero por desgracia hay muchos que están anclados en
sus “modos de enseñanza y evaluación de toda la vida” y no reciclan su metodología.
Este libro critica
todo lo que no está vinculado a ser un docente perfecto, te da una “receta secreta”
para mejorar a los docentes y cambiar puntos de vista de los futuros maestros.
En cada apartado del
libro, te realiza una serie de cuestiones a las que llama “Un minuto para la reflexión”.
El apartado que más me ha gustado es el que habla sobre las necesidades
educativas especiales.
En mi poca trayectoria
profesional, los niños con necesidades especiales, es un tema que me llama mucho
la atención porque todos los docentes o bien “no valen” para tratar a estos niños
o bien “no quieren” incluirlos en su clase.
Así que mi cita
situada en la página 83 está dentro de esos recuadros de reflexión:
Piense en una persona- alumno o alumna – con necesidades educativas
especiales con la que haya trabajado. ¿Cuánta información previa tenía sobre
ella y sus necesidades antes de conocerla personalmente?
Yo, aún no seré
maestra, pero si soy técnico y puedo contestar esa pregunta desde mi
experiencia laboral con diferentes maestros.
El primer caso, un
niño aun no diagnosticado pero aparentemente no tenía ningún retraso (era y es
bastante inteligente) pero no se relaciona ni se expresa. La tutora de este
niño lo trataba como si fuera “un perrito” utilizando expresiones iguales para
dirigirte a este mismo, repetidas por los demás niños. Vale, su problema no está
diagnosticado pero sabes que hay un problema, no tienes la información suficiente
pero te puede servir de la observación y de tus conocimientos previos para
ayudar, guiarlo en tu tarea docente. Yo hice todo lo posible para que ese niño
fuera como los demás y llegue a conseguirlo al 70% y ¿qué pasó al curso siguiente?
¿Tendría la docente la suficiente información para “tratar” su caso?
El segundo caso una
niña diabética, otra maestra diferente, se informó de todo lo referido a los diabéticos:
en que niveles de azúcar en sangre debe de estar, que hacer si le da una bajada
o subida de azúcar, que síntomas presenta, como hacerle las pruebas de azúcar un
largo etc. Tuvo una reunión con toda la plantilla de Educación Infantil pues, había
que informar a todos que hacer si ven ciertos síntomas en la niña, si viene y
les pide ir al baño o beber agua etc.
Esta niña aún no
estaba en el colegio y tuvimos que
adaptarla poco a poco a los ritmos de clase, a día de hoy, es una alumna más.
Cada docente es un
mundo, y por ello no todos actúan igual ante casos de necesidades especiales,
no todos están preparados para tratar o incluirlos en sus clases. Es algo que sí,
está incluido en el Curriculum, pero a la hora de la verdad no se hace
realidad.
El profesor perfecto
debe estar bien preparado en este tema porque, en mi opinión, es algo muy
importante. Es importante tener una información previa del niño pero tanto como
si tiene necesidades especiales educativas como si no.
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